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UN BOFETÓN DE REALIDAD

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Hace unos meses introducías en Google las palabras “Will Smith” y la mayoría de los resultados englobaban proyectos audiovisuales, benéficos, trayectoria de su persona… Desde el 28 de marzo de 2022, al hacerlo, las primeras páginas que ofrece cualquier buscador se refieren a los desafortunados hechos de la velada de la nonagésima cuarta edición de los premios Oscars.

 

La velada es probablemente uno de los temas de actualidad más comentados internacionalmente y es la polarización de opiniones al respecto, algo que cuanto más tiempo pasa más se difumina. Violencia, del ser humano, natural en él y presente en algún momento u otro de nuestras vidas. Parece ser que en su presencia la hipocresía se apodera de nosotros, puesto que, hemos corrido a criticar la bofetada, pero nadie ha exigido de forma implacable que el instigador de la agresión, Chris Rock, pidiera disculpas por lo que hizo, violencia de palabra.

 

Qué curioso es que normalicemos la violencia verbal, pero que rechacemos tanto a la física. Esto no es una deducción reciente. Cuántas veces mujeres han sufrido violencia de género en manos de maltratadores que solo necesitaban de su ingenio y palabras para destrozar la moral de una persona, sus ambiciones, sus aspiraciones y al fin y al cabo sus ganas de vivir. Erradicando y eliminando la personalidad de alguien a base de golpes, intangibles, pero sin dejar de serlo. Cuántos niños han sufrido acoso en los patios de colegio por parte de sus compañeros, pero como únicamente eran comentarios desafortunados, se les quita importancia y se enseña al agredido, a vivir con ello, a tolerar injuria tras injuria. No podemos medir la violencia, no existe una escala en cantidades que nos indique unos mínimos aceptables o unas máximas aberrantes, pero si es posible observar los efectos que esta produce en los individuos.

 

Según el estudio publicado en 2002 por la Universidad Central de Venezuela[1] en el que se encuesta a más de un centenar de mujeres en situación de riesgo por violencia de género, los resultados ilustran la presencia de la violencia psicológica o verbal como predominante, y es que de un 78,5% de mujeres que afirmaron ser maltratadas, el 100% había recibido agresiones verbales y solo un 40% de tipo físico.  En concreto, este análisis marcaba un gran abanico de edad comprendiendo mujeres entre los 15 y 50 años, de la misma manera que tomaron en consideración factores de riesgo social como el poder adquisitivo, la localización geográfica de sus viviendas y demás factores de riesgo.

 

Ahondando más con datos en la cuestión de importancia y efectos de la violencia, es interesante mencionar el artículo del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de la Asunción[2], en el que el enfoque se dirige a los adolescentes y enfermedades y trastornos de salud mental derivados de impactos de violencia tanto física como psicológica. Tras tomar una muestra considerablemente amplia de jóvenes elaboran un cuestionario a través del cual evaluar cuáles son los factores que influyen al desarrollo de la depresión en su mayoría. Con posterioridad al análisis de datos, se determina que los factores asociados al desarrollo de trastornos depresivos son la violencia psicológica, el sexo femenino y el abuso sexual.

 

Chris Rock ha hecho lo mismo, año tras año este, juega con la paciencia y tolerancia de los demás, con los Smith esta dinámica de tira y afloja se remonta hasta el siglo pasado (1995), es más, no es tampoco la vez primera en la que se agrede verbalmente a Jada Pinkett Smith. La broma sobre los Smith no fue la única metida de pata de Rock en la edición de 2022, segundos antes al altercado, el cómico escupió un comentario de mal gusto hacia dos de los españoles más conocidos de Hollywood, el matrimonio entre Penélope Cruz y Javier Bardem, en el que no se molestó ni en respetar el nombre de la actriz nominada y anunció a la pareja como “Javier Bardem y su mujer” también añadiendo que “si ella pierde, él no puede ganar. Está rezando por que Will Smith gane esta noche”. Anuló indiscretamente uno de los elementos de respeto más esenciales al dirigirse a una persona, su nombre, y no quedándose a gusto así, decidió divertirse añadiendo el comentario machista intentando rebajar a Cruz, como si no fuera capaz de celebrar la victoria de su marido sin ser ella la galardonada.

 

En la pasada edición de los Oscars 2016, Rock era uno de los anfitriones y comentó sarcásticamente sobre el motivo de la falta de asistencia de Jada, faltando al juicio personal de ella y acompañándolo de un chiste misógino que incluía la ropa interior de otro personaje público (Rihanna). Dedica su monólogo de apertura a comentar sarcásticamente la presencia afroamericana entre los nominados a los premios de la academia y la falta de asistencia de los Smith como acto reivindicativo en contra de la falta de inclusividad, haciendo un repaso histórico en el que expone que la octagésima octava edición, es una de muchísimas más en la que esta representación es reducida o nula. Chris decide mencionar ácidamente como justo Jada decide boicotear la edición en la que su marido no se encuentra entre los nominados, y como es una injusticia, mofándose de su decisión como si formara parte de un infantil arrebato.

 

Las faltas de respeto del humorista no se limitan a “batallitas” personales, machismo o racismo, también es fan de la pedofilia y la industria pornográfica[3]. En una declaración pública tiempo atrás declaró “Estuve en casa de Michael Jackson y vi a un niño salir corriendo que dijo ¡Espera, sálvame!”, y aunque es vox populi que se han emitido acusaciones en contra del Rey del Pop, nada justifica reírse de abusos sexuales a menores y menos aún una acusación a un adulto de cometerlos. Estos, entre muchos otros, son momentos en el que el humor de Rock se ha pasado de la raya.

 

El mundo entero ha ridiculizado a los Smith y a su falta de decoro, pero ¿Es acaso el primer round de la violencia con la fama? No y rotundamente no, hemos visto peleas en el ámbito deportivo entre entrenadores y jugadores en las ligas más famosas del mundo como la NBA y los numerosos altercados en los que se ve envuelto Shaquile ONeal, hemos presenciado ganchos como el de Justin Bieber a sus fans por perseguir su vehículo, también la llegada a las manos entre Cardi B y Nikki Minaj…

 

The Big Shaq, ha declarado respecto a lo sucedido en la gala y dirigiéndose directamente a Smith con el consejo de “No dejes que la gente haga declaraciones por ti”, el exjugador de la NBA ha mostrado abiertamente su apoyo a Smith en su podcast y no quedando contento con eso ha hablado de encontronazos que él mismo ha vivido con anterioridad y como las consecuencias de sus actos no le hicieron cambiar de opinión sobre lo que hizo, cito textualmente cuando dice “Nunca voy a decir que me equivoqué por lanzar ese puñetazo a Brad Miller” refiriéndose al año 2002 cuando le proporciona un golpe de puño a su contrincante por inferir con consecutivas faltas en el partido. La NBA sancionó a ONeal con tres partidos de suspensión y una sanción económica y eso no ha sido capaz de cambiar el juicio del exjugador de los Lakers.

 

Incluso Justin Bieber, una sensación musical desde su pronta adolescencia, resultando en uno de los artistas con un pasado conflictivo más completo, no solo con extraños, sino con sus propios fans, ha sido criticado, pero nunca “cancelado”. En 2016, mientras un grupo de fans esperaban la llegada del artista al Palau Sant Jordi de Barcelona, le perpetró un gancho a uno de sus fans, quien se aproximó al vehículo en la entrada.

 

Una suspensión temporal, una multa o la crítica de la opinión pública no se equiparan a las medidas que se han tomado contra Will. En una primera instancia, se le “invita” al actor a emitir un comunicado escrito de disculpas en un plazo de quince días si no quería ver consecuencias mayores. En segundo lugar, se le prohíbe al actor la asistencia presencial o virtual a ningún evento de la academia durante una década, decisión que Smith ha debido aceptar agachando la cabeza y aceptando la iniquidad de la Academia para poner límites al humor. Tras las declaraciones de la Academia y de la opinión pública, le han cancelado al actor numerosos contratos millonarios, entre ellos los de las películas Bad Boys 4 o Fast and Loose, producciones de Sony y Netflix previamente. No por ello menos importante es el dilema en el que se encuentran diversos eventos o proyectos en posproducción quienes no saben si permitir la presencia de Smith puede resultarles en un perjuicio y que, por tanto, no se han pronunciado al respecto.

 

Humor, siempre parece una buena excusa, debe ser que algo por cómico inmediatamente deja de dañar u ofender, pero no es así, es la forma de banalizar el ataque sobre la imagen de los demás, y es que en este caso tiene aún más importancia, puesto que, se asocia a una enfermedad que Jada hizo pública meses atrás y el genio de Chris, pensó que era una gran idea dejarla en ridículo delante de millones de personas y en algo que quedaría registrado para siempre. Ah, y además sin consecuencia alguna. Es imperativo mencionar los efectos que las críticas destructivas pueden tener sobre la autoestima de una persona, desde la dismorfia corporal, hasta conductas obsesivo-compulsivas, depresión, ansiedad, trastornos que afectan a la socialización como la agorafobia, trastornos sobre los hábitos alimenticios…

 

Por humor, Will Smith ha recibido injustas sanciones, tantas que tenemos un déjà vu con Alemania en la Primera Guerra Mundial. Cancelaciones de contratos millonarios, prohibiciones de asistencia a eventos, pérdida de futuros papeles y proyectos; son algunos de los maravillosos regalos que la bomba de Rock ha dejado para él. En este momento y tras la toma de todas estas decisiones, es cuando debemos reflexionar si verdaderamente conocemos la virtud de la justicia porque lo expuesto no lo demuestra. En el conflicto bélico mundial hemos podido deducir que todo se generó por culpa de los intereses económicos y políticos, si la Entente hubiera cedido en algunos aspectos, quizá la historia de la humanidad no habría sido salpicada de sangre, quizá el nazismo y en consecuencia el Holocausto judío no hubieran sucedido, la segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría… Pues en este caso pasa lo mismo, si Rock hubiera cerrado su bocaza quizá Smith no habría reaccionado así y por ende, su larga y exitosa carrera no se hubiera visto afectada.

 

Will se convierte en la cabeza de turco por defender con amor a sus seres queridos, él mismo lo dice en su discurso de aceptación del galardón “el amor nos hace cometer locuras” y así es, un impulso por proteger a lo querido, un instinto que es natural en todos nosotros es capaz de demoler una carrera brillante de más de tres décadas arrasada por la cancel culture y su evidente duplicidad. La pérdida del apoyo en masa es algo que sin lugar a duda no va a desaparecer de nuestra memoria. La larga lista de cancelaciones que recibe Smith inicia un debate en la red social contenedora de más polémicas y cruda realidad, Twitter, el hogar de los comentarios de nadie y de todos. Se abre un debate sobre la hipocresía, exponiendo otras casuísticas polémicas como la de Chris Brown, conocido por maltratar a sus parejas, o Armie Hammer, quien fue acusado de abusos a sus parejas y de canibalismo con pruebas fehacientes. Algunos de los que comentaban la noticia mencionaban como esto puede ser causa del racismo sistemático arraigado en la sociedad global.

 

Dónde está el límite entre violencia, causa de un impulso asimilable a la legítima defensa del honor, y el dolo asimilable a una enfermedad mental que desarrolla la tendencia maliciosa en la que se da una enajenación mental completa. Pues esto es lo que se intenta atribuir al polivalente Smith, la presión fundada en las críticas de otras celebridades, fans e incluso el cinismo de su esposa, quien en un primer momento condona la defensa que postula su marido, y posteriormente, contraria su testimonio para tomar distancia y no manchar su imagen pública, dejando desamparado a Will y apoyando que este se ingrese en un centro de rehabilitación para los trastornos mentales agudos sin antecedente alguno. La presión mediática y la cascada de rechazos hacia el actor ha hecho que ingrese de forma “voluntaria” en una clínica psiquiátrica de lujo para tratar la gestión del estrés, que según sus detractores es la causa directa de la agresión a Rock.

 

Lo del testimonio de su mujer también ha sido algo muy comentado, dado que, ha ofrecido las dos caras en un espacio-tiempo muy corto. Al comienzo Jada apoyó la defensa que le hizo su marido, es más no verbalmente indicó al mismo que hiciera algo durante la gala. Sin embargo, parece ser que tras evaluar con detenimiento lo sucedido ha decidido traicionar a su marido diciendo que “exageró en su reacción y no necesito nadie que me defienda”, declara en el programa que protagoniza en la plataforma de Facebook Whatch, Red Table Talk, desvía también el foco sobre el tema añadiendo una carátula previa al programa diciendo que en las semanas que han pasado que la familia Smith se ha centrado en la sanación y que se pronunciarán extensamente al respecto cuando sea necesario.

 

Se ha llegado a decir de Smith que es un machista, que su reacción reside en los prejuicios establecidos en su mente, que apoyan la actitud de ser el hombre quien salga al rescate de la damisela en apuros. Observando con detenimiento las imágenes, es posible ver cómo es ella quien hace una señal para mostrar su descontento ante el comentario de Rock. Si alguno de los dos debe afrontar las consecuencias del papel de mártir, debería ser Jada, quien se beneficia de la protección de su marido para después echarlo a los leones cuando las consecuencias del acto de este no han tenido el beneplácito de la mundial opinión pública.   

 

No se ha medido con el mismo rasero el comportamiento de una y otra parte. Se ha de cuestionar a ambos porque la limpieza total de sus actos no existe y es una evidencia.

 

Varias fuentes han revelado después del incidente que Chris Rock padece y tiene diagnosticada una enfermedad mental que lo desprovee de la capacidad de reaccionar emocionalmente a estímulos externos, tales como un bofetón, para dejar inmaculada su imagen pública y parecer un “pobrecito” que ha recibido un acto de violencia gratuita. En el artículo que publica la revista Hola el pasado 10 de abril[4] se mencionan unas declaraciones de 2020 de Rock que dicen:

En 2020, Chris Rock contó en The Hollywood Reporter que padecía un trastorno de aprendizaje no verbal que le impide y le dificulta a la hora de comprender bien determinadas acciones. Además, esta alteración le provoca dificultades tanto a nivel visual, espacial e incluso a la hora de las relaciones sociales.

 

¿No es entonces el agradecimiento de la Academia a su conducta producto de su modo de actuar característico? ¿De su condición natural? La correcta institución que se ha apresurado a agradecer al héroe de Chris que mantuviera la compostura, ha sido quien ha concedido el papel de héroe y villano a ambas celebridades.

 

Pero qué hay de su broma perniciosa, despreciativa, sectaria, ofensiva, y un largo etcétera de adjetivos descalificativos que podrían describirla, en relación con la enfermedad que padece. ¿La organización de un evento tan controlado como los Oscars no estaba al corriente del guion de su intervención? ¿De su minusvalía emocional? tanto para recibir como para externalizar comentarios o gestos. Es más, ¿Valida la academia la violencia verbal como un medio de entretenimiento?

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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